Primero fue un pequeño mural que adorna el Delirio, en la esquina de Álvaro Obregón y Monterrey en la Roma, luego un vinyl gigante en el W cuando All City Canvas y por último la etiqueta de Cursi, un vino de Hacienda la Lomita.
Así conocí a Tellaeche antes de ir a su estudio y conocerlo en persona. La entrevista la pueden leer dando click aquí. Lo que no pueden ver es que ese día Twig, su perro, se enamoró de mi. Aquí un poco de la obra de este artista.
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